Breve reseña histórica de las aguas termales

desde el comienzo de la civilización hasta nuestros días



La atribución de bondades terapéuticas a las aguas termales que brotan del subsuelo es un fenómeno que comienza en la Prehistoria, periodo en el que se les atribuye un origen divino o sobrenatural a estas aguas. Existen registros de la existencia de balnearios de aguas termales que datan del 2000 a. C. en India y en la Antigua Grecia, pero fueron los griegos quienes procedieron a la construcción de edificaciones públicas como tal, llamadas termas. Incluso se conoce que los puntos médicos de Peloponeso, Rodas y Pérgamo, entre otros, disponían de aguas termales para sanar.

Los romanos adoptaron esta costumbre al conquistar Grecia, y fueron los que más desarrollaron el concepto de las termas. En Roma, según los registros disponibles, las termas más antiguas fueron construidas 200 a. C. en la ciudad de Pompeya, pero es en el año 25 a. C. cuando el emperador Agripa, diseñó y creó en Roma las primeras grandes termas de origen público. Desde Agripa, todos los emperadores posteriores tuvieron entre sus planes sociales construir grandes casas de baño, y se estableció una especie de competencia por ver cuál hacía los baños públicos más lujosos.

La intención de todos los emperadores era que las casas de baño fueran un lugar al que acudiera la mayor cantidad de gente posible; los balnearios eran entonces una gran ‘plaza pública’ en la que se reunían personas de todas las clases sociales y en donde se trataban temas de carácter social y político. En la actualidad, dos de las ruinas más impresionantes que perviven en Italia y que dan cuenta de la visión de los antiguos romanos de estos lugares, son las termas de Caracalla y las termas de Diocleciano. 

Las ruinas de las termas de Caracalla en Roma, construidas e inauguradas en el año 216 d. C. bajo el mandato de Marco Aurelio, tenían una capacidad para mil seiscientos usuarios. Son una de las mejor preparadas termas de las que se tiene constancia, y una de las más suntuosas, representaban el lujo de la urbe y por ello estaban revestidas en mármol y contaban con numerosas obras de arte en su interior; un ejemplo arquitectónico de gran calado. Estuvieron en funcionamiento alrededor de trescientos años y dejaron de utilizarse en el 537 cuando los bárbaros destruyeron los acueductos a través de los cuales se abastecían de agua.

Termas de Caracalla

Las termas de Diocleciano también en Roma, construidas en el año 305 d. C.     por el emperador Diocleciano, tenían una capacidad para tres mil usuarios; es una de las más conocidas que, si bien supera en tamaño a las termas de Caracalla no lo hace en esplendor, destacando la riqueza de mosaicos de sus suelos al interior y exterior del edificio. También fueron utilizadas hasta el 537 d. C. 


Termas de Diocleciano

Gracias a la expansión y dominación del imperio romano por toda Europa, la Edad Antigua constituye una época de esplendor para las aguas termales. Los romanos eran conscientes de los beneficios de las aguas termales para la salud y fomentaban su uso, prácticamente, en todas las ciudades en las que había una posibilidad. Es por ello que construyeron gran cantidad de balnearios a lo largo de todo el imperio, muchos de los cuales se encuentran todavía activos como por ejemplo “Las Burgas de Ourense” en España.


Las Burgas de Ourense

Al comienzo de la Edad Media el uso de estas aguas experimenta cierto retroceso aunque su utilidad se mantiene en algunas órdenes religioso-militares, que las utilizaron para la cura de sus heridas. En la Edad Moderna renace el uso de estas aguas y el interés de su estudio desde el punto de vista científico, hasta nuestra

Edad Contemporánea donde las aguas termales y sus beneficios gozan de aceptación y popularidad, y han resurgido los balnearios a nivel mundial.


Hoy en día, las aguas termales son utilizadas de manera terapéutica, apoyadas en los avances que han aportado otras disciplinas. El estudio químico de sus componentes, permitió relacionar la acción de los elementos que conforman estas aguas con la curación de ciertas problemáticas del organismo. A finales del siglo XX surgió entonces una nueva disciplina denominada Hidrología Médica, que fue aceptada por la Organización Mundial de la Salud como una forma de medicina complementaria.



Recorrido histórico de las Aguas Termales de Trincheras